- Crecer personalmente + crecer como esposos + transmitir este amor a los hijos.
La misión de la familia: algunas
características de la acción familiar:
- Decisiva e
inevitable para la formación de la persona. Su misión en la educación
religiosa, afectiva y sexual, de las virtudes y en la transmisión de los
valores no puede ser sustituida por nadie.
- Fundamental
para el desarrollo emocional, psicológico y social
- Permanente.
Es una escuela de vida que comienza con el compromiso de los padres de amarse
para siempre, y termina el día de la muerte.
La familia que humaniza a sus miembros:
- Directa:
la relación que existe entre los miembros es personal, uno a uno, cara a cara
- Auténtica:
cada miembro se muestra ante los demás como realmente es.
- Profunda:
se ama y se es amado incondicionalmente; se aceptan todos y cada uno con sus
cualidades y limitaciones.
- Flexible y
estructurada: reina la espontaneidad, pero con normas y límites claros.
- ¿Cómo hacer que la familia transforme
la sociedad?
El hogar es la primera célula de una
sociedad más compleja y universal. La familia es la célula básica de la
sociedad. Es el principio, la base, el fundamento de la organización social;
por eso, tiene primacía sobre otras organizaciones sociales.
Esto se debe a:
-
La persona
se integra en la sociedad a través de la familia
-
La familia
es la primera escuela de las virtudes sociales que la sociedad necesita
-
Para el
cristiano la familia es la Iglesia Doméstica.
La familia forma en los valores y ejercita
en la entrega y la responsabilidad social.
En el hogar se aprenden y asimilan los
valores de criterio y comportamiento que permitirán una sociedad auténticamente
humana.
Entre los objetivos de la familia tiene un
lugar destacado el de la apertura al mundo. El niño primero aprenderá a conocer
su mundo más inmediato: sus papás, sus hermanos, sus abuelos y las personas más
cercanas. El conocimiento de ese mundo con los valores del amor, el respeto, la
confianza, la sinceridad, la apertura y la generosidad será básico para cruzar
el umbral de su pequeño mundo y abrirse a la realidad del mundo más complejo
que le rodea.
La generosidad, al ser una virtud humana,
tiene que desarrollarse en el contexto de la persona humana, esto es en la
parte material y en la parte espiritual, teniendo en cuenta la unidad del ser:
cuerpo y alma.
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